miércoles, noviembre 30, 2005

Dos haikus

En breve publicaremos una entrada en Studia humanitatis sobre el haiku. De momento, os regalamos estos dos poemas japoneses. El primero pertenece a Matsuo Bashoo el maestro de maestros:

Con mis ropas
nuevas esta mañana.
Otra persona.

Y esta pequeña maravilla de Shiki:

Con sus patitas mojadas
brinca el gorrión
por el corredorcillo.

¡Salud!

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martes, noviembre 29, 2005

Bases de datos de cine en la red

Existe una cantidad inmensa de páginas dedicadas al cine en la red. Algunas tratan temas específicos; otras funcionan como revistas, con críticas, novedades, imágenes y promociones, y con presentación y contenidos que van desde lo profesional especializado hasta el amateurismo más de andar por casa. Tratar de recomendar esta clase de páginas se convierte por ello en una tarea bastante difícil, por lo que nos ceñiremos a un tipo muy concreto: aquellas que se ofrecen sobre todo como bases de datos completas.

La primera de ellas ha de ser, por fuerza, la
Internet Movie Database, o Imdb. Se trata posiblemente de la base de datos sobre cine más amplia que existe. Facilita datos completos sobre casi cualquier película por muy antigua o exótica que pueda parecer. Además, favorece la participación de los usuarios registrados mediante la publicación de críticas, discusiones y votaciones de las películas. Cualquier usuario puede acceder a las votaciones de las películas que ha visto, con lo que la página puede usarse como base de datos personal con gran provecho. Además, otro atractivo de Imdb consiste en poder averiguar si la película que nos interesa está editada en los EEUU, el Reino Unido, Canadá o Alemania (en VHS o DVD y con la posibilidad de acceder a páginas de venta directa).

Menos impresionante, aunque igualmente útil es la
All Movie Guide, con páginas hermanas dedicadas a la música y a los video-juegos. Para nuestro gusto, los colaboradores de esta página adolecen de una mentalidad excesivamente yanqui, lo cual supone que una buena cantidad de prejuicios pesan, para bien y para mal, sobre los comentarios de cualquier película no hollywoodiense* (véase, sin ir más lejos, la crítica que hacen de Arrebato, de Iván Zulueta). Quizás ello sea achacable a que los promotores no han sido capaces de encontrar críticos a la altura de los que colaboran en la All Music Guide. De cualquier modo, lo mejor de esta página es sin duda la rapidez con la que resuelven el dilema de si vale la pena o no dedicar nuestro tiempo a ver determinadas películas, gracias al sistema de puntuaciones ofrecido al visitante (el AMG rate). También incluye indicación de disponibilidad de las películas en DVD con enlace a páginas de venta directa.

Por último,
Film Affinity es la menos completa de las tres bases de datos. Las filmografías que ofrece esta página están en general muy incompletas y sólo la destacaríamos por el hecho ofrecer los títulos de los estrenos en español, de no ser por una curiosa prestación: al votar las películas como usuario registrado, una aplicación halla el grado de compatibilidad con otros usuarios y permite acceder a las votaciones de aquellos con los que existe mayor grado de afinidad para comprobar sus preferencias cinéfilas y orientarnos en futuros visionados. También incluye enlaces de venta que facilitan el saber si la película que nos interesa se encuentra publicada en España.

*¿No debería decirse "jolivudiense"?


¡Salud!

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lunes, noviembre 28, 2005

Teoría de la deriva

Entre los diversos procedimientos situacionistas, la deriva se presenta como una técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. El concepto de deriva está ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica, y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo que la opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo.

Una o varias personas que se abandonan a la deriva renuncian durante un tiempo más o menos largo a los motivos normales para desplazarse o actuar en las relaciones, trabajos y entretenimientos que les son propios, para dejarse llevar por las solicitaciones del terreno y los encuentros que a él corresponden. La parte aleatoria es menos determinante de lo que se cree: desde el punto de vista de la deriva, existe un relieve psicogeográfico de las ciudades, con corrientes constantes, puntos fijos y remolinos que hacen difícil el acceso o la salida a ciertas zonas.

Pero la deriva, en su carácter unitario, comprende ese dejarse llevar y su contradicción necesaria: el dominio de las variables psicogeográficas por el conocimiento y el cálculo de sus posibilidades. Bajo este último aspecto, los datos puestos en evidencia por la ecología, aun siendo a priori muy limitado el espacio social que esta ciencia se propone estudiar, no dejan de ser útiles para apoyar el pensamiento psicogeográfico.

El análisis ecológico del carácter absoluto o relativo de los cortes del tejido urbano, del papel de los microclimas, de las unidades elementales completamente distintas de los barrios administrativos, y sobre todo de la acción dominante de los centros de atracción, debe utilizarse y completarse con el método psicogeográfico. El terreno pasional objetivo en el que se mueve la deriva debe definirse al mismo tiempo de acuerdo con su propio determinismo y con sus relaciones con la morfología social.

Chombart de Lauwe, en su estudio Paris et l'agglomération parisienne (Biblioteca de Sociología Contemporánea, P.U.F. 1952) señala que "un barrio urbano no está determinado solamente por los factores geográficos y económicos sino por la representación que sus habitantes y los de otros barrios tienen de él"; y presenta en la misma obra -para mostrar "la estrechez del París real en el que vive cada individuo... un cuadrado geográfico sumamente pequeño"-, el trazado de todos los recorridos efectuados en un año por una estudiante del distrito XVI, que perfila un triángulo reducido, sin escapes, en cuyos ángulos están la Escuela de Ciencias Políticas, el domicilio de la joven y el de su profesor de piano.


No hay duda de que tales esquemas, ejemplos de una poesía moderna capaz de traer consigo vivas reacciones afectivas -en este caso la indignación de que se pueda vivir de esta forma- e incluso la teoría, avanzada por Burgess a propósito de Chicago, del reparto de las actividades sociales en zonas concéntricas definidas, tienen que servir al progreso de la deriva.

El azar juega en la deriva un papel tanto más importante cuanto menos asentada esté todavía la observación psicogeográfica. Pero la acción del azar es naturalmente conservadora y tiende, en un nuevo marco, a reducir todo a la alternancia de un número limitado de variantes y al hábito. Al no ser el progreso más que la ruptura de alguno de los marcos en los que actúa el azar mediante la creación de nuevas condiciones más favorables a nuestros designios, se puede decir que los azares de la deriva son esencialmente diferentes de los del paseo, pero que se corre el riesgo de que los primeros atractivos psicogeográficos que se descubren fijen al sujeto o al grupo que deriva alrededor de nuevos ejes habituales, a los que todo les hace volver constantemente.

Una desconfianza insuficiente con respecto al azar y a su empleo ideológico, siempre reaccionario, condenó a un triste fracaso al famoso deambular sin meta intentado en 1923 por cuatro surrealistas partiendo de una ciudad escogida al azar: el vagar en campo raso es deprimente, evidentemente, y las interrupciones del azar son más pobres que nunca. Pero cierto Pierre Vendryes lleva la irreflexión mucho más lejos en Medium (mayo 1954) creyendo poder añadir a esta anécdota -ya que todo ello participaría de una misma liberación antideterminista- algunas experiencias probabilísticas sobre la distribución aleatoria de renacuajos en un cristalizador circular por ejemplo, cuya clave da al precisar: "semejante multitud no debe sufrir ninguna influencia directiva exterior". En estas condiciones se llevan la palma los renacuajos, que tienen la ventaja de estar "tan desprovistos como es posible de inteligencia, de sociabilidad y de sexualidad", y por consiguiente "son verdaderamente independientes los unos de los otros".

En las antípodas de estas aberraciones, el carácter principalmente urbano de la deriva, en contacto con los centros de posibilidad y de significación que son las grandes ciudades transformadas por la industria, responde más bien a la frase de Marx : "Los hombres no pueden ver a su alrededor más que su rostro; todo les habla de sí mismos. Hasta su paisaje está animado".

Se puede derivar solo, pero todo indica que el reparto numérico más fructífero consiste en varios grupos pequeños de dos o tres personas que han llegado a un mismo estado de conciencia; el análisis conjunto de las impresiones de estos grupos distintos permitiría llegar a unas conclusiones objetivas. Es preferible que la composición de los grupos cambie de una deriva a otra. Con más de cuatro o cinco participantes el carácter propio de la deriva decrece rápidamente, y en todo caso es imposible superar la decena sin que la deriva se fragmente en varias derivas simultáneas. Digamos de paso que la práctica de esta última modalidad es de gran interés, pero las dificultades que entraña no han permitido organizarla con la amplitud deseable hasta el momento.

La duración media de una deriva es la jornada considerada como el intervalo de tiempo comprendido entre dos períodos de sueño. Son indiferentes el punto de partida y llegada en el tiempo con respecto a la jornada solar, pero debe señalarse sin embargo que las últimas horas de la noche no son generalmente adecuadas para la deriva.

Esta duración media de la deriva sólo tiene un valor estadístico, sobre todo porque raramente se presenta en toda su pureza, al no poder evitar los interesados, al principio o al final de jornada, distraer una o dos horas para dedicarlas a ocupaciones banales; al final del día la fatiga contribuye mucho a este abandono. Además la deriva se desarrolla a menudo en ciertas horas fijadas deliberadamente, o incluso fortuitamente durante breves instantes o por el contrario durante varios días sin interrupción. A pesar de las paradas impuestas por la necesidad de dormir, algunas derivas bastante intensas se han prolongado tres o cuatro días, e incluso más. Es cierto que, en el caso de una sucesión de derivas durante un período suficientemente largo, es casi imposible determinar con precisión el momento en que el estado mental propio de una deriva determinada deja lugar a otra. Se ha proseguido una sucesión de derivas sin interrupción destacable durante cerca de dos meses, lo que supone arrastrar nuevas condiciones objetivas de comportamiento que entrañan la desaparición de muchas de las antiguas.

La influencia de las variaciones del clima sobre la deriva, aunque real, no es determinante más que en caso de lluvias prolongadas que la impiden casi absolutamente. Pero las tempestades y demás precipitaciones son más bien propicias.

El campo espacial de la deriva será más o menos vago o preciso según busque el estudio de un terreno o resultados emocionales desconcertantes. No hay que descuidar que estos dos aspectos de la deriva presentan múltiples interferencias, y que es imposible aislar uno de ellos en estado puro. Finalmente el uso de taxis, por ejemplo, puede aportar una piedra de toque bastante precisa; si en el curso de una deriva cogemos un taxi, sea con un destino preciso o para desplazarnos veinte minutos hacia el oeste, es que optamos sobre todo por la desorientación personal. Si nos dedicamos a la exploración directa del terreno es que preferimos la búsqueda de un urbanismo psicogeográfico.


En todo caso el campo espacial está en función, en primer lugar, de las bases de partida constituidas para los individuos aislados por su domicilio y por lugares de reunión escogidos para los grupos. La extensión máxima del campo espacial no supera el conjunto de una gran ciudad y sus afueras. Su extensión mínima puede reducirse a una pequeña unidad de ambiente: sólo un barrio, o incluso una manzana si merece la pena (en el límite extremo está la deriva estática de una jornada sin salir de la estación Saint Lazare).

La exploración de un campo espacial fijado supone por tanto el establecimiento de las bases y el cálculo de las direcciones de penetración. Aquí interviene el estudio de mapas, tanto corrientes como ecológicos o psicogeográficos, y la rectificación o mejora de los mismos. ¿Hay que señalar que la inclinación por un barrio desconocido en sí mismo, jamás recorrido, no interviene en absoluto? Aparte de su insignificancia, este aspecto del problema es completamente subjetivo, y no subsiste mucho tiempo.

En la "cita posible" la parte de exploración es por el contrario mínima comparada con la del comportamiento desorientador. El sujeto es invitado a dirigirse sólo a una hora concertada a un lugar que se le fija. Se halla libre de las pesadas obligaciones de la cita ordinaria, ya que no tiene que esperar a nadie. Sin embargo, al haberle llevado esta "cita posible" inesperadamente a un lugar que puede no conocer, observa los alrededores. Puede darse al mismo tiempo otra "cita posible" en el mismo lugar a alguien cuya identidad no pueda prever. Puede incluso no haberlo visto nunca, lo que le incita a entrar en conversación con algunos transeúntes. Puede no encontrar a nadie, o encontrar por azar al que ha fijado la "cita posible". De todas formas, sobre todo si el lugar y la hora han sido bien escogidos, el empleo del tiempo del sujeto tomará un giro imprevisto. Puede incluso pedir por teléfono otra "cita posible" a alguien que ignora dónde le ha conducido la primera. Se perciben los recursos casi infinitos de este pasatiempo.


Así, el modo de vida poco coherente e incluso ciertas bromas consideradas equívocas, que han sido siempre censuradas en nuestro entorno, como por ejemplo introducirse de noche en los pisos de las casas en demolición, recorrer sin parar París en auto-stop durante una huelga de transportes para agravar la confusión haciéndose conducir adonde sea, o errar en los subterráneos de las catacumbas prohibidos al público, revelarían un sentimiento más general que no sería otro que el de la deriva. Lo que se pueda escribir sólo sirve como contraseña en este gran juego.

Las enseñanzas de la deriva permiten establecer los primeros cuadros de las articulaciones psicogeográficas de una ciudad moderna. Más allá del reconocimiento de unidades de ambiente, de sus componentes principales y de su localización espacial, se perciben sus ejes principales de paso, sus salidas y sus defensas. Se llega así a la hipótesis central de la existencia de placas giratorias psicogeográficas. Se miden las distancias que separan efectivamente dos lugares de una ciudad que no guardan relación con lo que una visión aproximativa de un plano podría hacer creer. Se puede componer, con ayuda de mapas viejos, de fotografías aéreas y de derivas experimentales, una cartografía influencial que faltaba hasta el momento, y cuya incertidumbre actual, inevitable antes de que se haya cumplido un inmenso trabajo, no es mayor que la de los primeros portulanos, con la diferencia de que no se trata de delimitar precisamente continentes duraderos, sino de transformar la arquitectura y el urbanismo.

Las diferentes unidades de atmósfera y vivienda no están, hoy en día, exactamente demarcadas, sino rodeadas de márgenes fronterizos más o menos extensos. El cambio más general que propone la deriva es la disminución constante de esos márgenes fronterizos, hasta su supresión completa.

En la arquitectura, la inclinación a la deriva lleva a preconizar todo tipo de nuevos laberintos que las posibilidades modernas de construcción favorecen. La prensa señalaba en marzo de 1955 la construcción en New York de un edificio donde se pueden percibir los primeros signos de posibilidad de la deriva en el interior de un apartamento:

"Los habitáculos de la casa helicoidal tendrán la forma de una rebanada de pastel. Podrán aumentarse o reducirse a voluntad desplazando tabiques móviles. La disposición de los pisos en niveles evitará la limitación del número de habitaciones, pudiendo el inquilino pedir que le dejen utilizar el nivel superior o el inferior. Este sistema permitirá transformar en seis horas tres apartamentos de cuatro habitaciones en uno de doce o más."

Guy Debord (1958)

Texto aparecido en el número 2 de Internationale Situationniste.



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viernes, noviembre 25, 2005

Leganés





Sin palabras

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jueves, noviembre 24, 2005

Pérez-Reverte

Siempre me ha parecido Pérez-Reverte un tipo de lo más interesante. No he leído sus novelas, pero sí que hace tiempo que sigo sus colaboraciones en prensa. A pesar de que se puede discrepar ampliamente sobre algunas de sus afirmaciones, hay que reconocerle que lo que dice lo dice desde la más absoluta de las independencias. Esta entrevista, en la que hace gala de un sentido común poco común en estas fechas y estas latitudes, nos parece merecedora de llegar a la mayor cantidad de gente posible.

Respecto a lo que dice de la educación "medieval y férrea" y del "temor" que debe infundir un maestro no coincidimos ya tanto. Si algo bueno tiene el momento actual es la base lúdica de la enseñanza, su planteamiento significativo (enseñanza significativa) y su intención de construir el conocimiento de los alumnos desde su experiencia y conocimientos previos del mundo y de su entorno. Esto se puede quedar simplemente en un bonito planteamiento teórico, pero desde luego es mejor que la corriente memorística en vigor hasta hace bien poco.

Es destacable también la habilidad con la que Pérez-Reverte se zafa de los intentos del entrevistador por comprometer su independencia (no olvidemos las características concretas del medio en el que se publica la entrevista). Con sus palabras podrá disgustar a derecha e izquierda, pero el escritor mantiene su coherencia y su derecho a denunciar las perversiones del sistema educativo llevadas a cabo por los sucesivos gobiernos de ¿distinto? signo que ha tenido España. Es un ejemplo refrescante en medio del desierto intelectual español de la actualidad.


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miércoles, noviembre 23, 2005

Otoño







Sin comentarios.


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martes, noviembre 22, 2005

Klingsor y Parzival

Mientras preparábamos una entrada nueva explicando el origen y sentido del pseudónimo Klingsor nos hemos encontrado con que ya existen al menos otras dos personas que lo utilizan para firmar sus bitácoras. Por ello, hemos decidido cambiarlo por otro que guarda relación con él, aunque nos duela abandonar las referencias a la obra de Herman Hesse que contenía el antiguo nombre.

De este modo, a partir de ahora, las entradas a Polvo à feira y Studia humanitatis aparecerán firmadas como Parzival, alias igualmente wagneriano y, sobre todo, "eschenbachiano".

Nuestra dirección de correo electrónico continuará siendo, sin embargo:
Klingsor0@gmail.com


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Saraband, de Ingmar Bergman


Dado el estado actual de la cinematografía internacional, tener la posibilidad de asistir a la proyección de una película nueva de Ingmar Bergman es más que un regalo; es un privilegio.

La crítica ha hablado de "testamento" y resumen de su legado al referirse a esta película, casi como si no quisieran que el cineasta sueco volviese a incumplir su palabra de no volver a dirigir.

Saraband, en realidad, fue rodada para la televisión. Su estreno, por expreso deseo de Bergman, se ha ido espaciando, de tal manera que los españoles hemos tenido que esperar dos años para ver esta película en las pantallas de nuestro país.

La película demuestra que Bergman sigue siendo Bergman, por fortuna para nosotros, y sus motivos habituales aparecen una vez más mostrados con tal intensidad que la obra se convierte en una experiencia emocional por momentos casi insoportable. El efecto catártico de la historia es de una fuerza arrolladora y Bergman subraya esa intensidad de la mejor manera posible: contando su historia con una sencillez, una sinceridad y un dominio tan sereno de su técnica que el resto del cine que podemos contemplar tras asistir a un pase de Saraband queda reducido a la banalidad. Ésta es la demostración de madurez a la que todo artista debe aspirar.

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lunes, noviembre 21, 2005

El patrimonio inmaterial gallego-portugués

Dentro de cuatro días, en París, la UNESCO decidirá si declara al conjunto de tradiciones orales comunes que conforman el patrimonio cultural gallego-portugués como Masterpiece of Oral and Intangible Heritage of Humanity. La iniciativa partió de la asociación radiofónica "Ponte... nas ondas" que trabaja a ambos lados del Miño y ha suscitado todo tipo de apoyos, tanto particulares, como institucionales y del mundo de la cultura.

Existen varias páginas que detallan el proyecto:

http://www.opatrimonio.org/es/candidatura.asp

http://www.vieiros.com/noescaner/noescaner.php?id=45625&Ed=1

Además, una gran cantidad de bitácoras de ambas riberas han dedicado comentarios al tema. Polvo à feira y Studia humanitatis, como bitácoras elaboradas por un gallego, quieren expresar su apoyo incondicional a esta iniciativa, encaminada a obtener reconocimiento, prestigio y la conservación de esa tradición.


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domingo, noviembre 20, 2005

La comunicación imposible

Oscar Wilde dijo respecto a los ingleses y los estadounidenses que lo tenían todo en común, excepto el idioma. La incapacidad para comprender lo que leemos u oímos resulta frustrante. Ya no se trata sólo de la esencial imposibilidad de comunicar nada, de la diferencia entre entender el significado de las palabras y la de percibir su sentido profundo; sino de que permitimos que las propias obsesiones o los estados de ánimo personales se proyecten sin freno sobre la recepción de los mensajes ajenos. Hay una violencia en el ambiente que enturbia cualquier intento de comunicación y nos pone a la defensiva en busca de posibles ofensas o ataques de los que defendernos. Nos compramos pistolas antes de que a nadie se le ocurra dispararnos. Al final, han conseguido que nos volvamos paranoicos.


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sábado, noviembre 19, 2005

Punk

Antes de leer ésto quizá deberíais leer Rastros de carmín, de Greil Marcus y ver Westway To The World y The Filth And The Fury, de Don Letts y Julien Temple, respectivamente, porque todos los aspectos del punk que comentaremos aquí nacen de las conclusiones extraídas de ese libro y esas dos películas.

Resulta triste que tantos años después de su implosión, el punk siga siendo el movimiento más incomprendido y peor tratado de la historia del rock y la cultura en general. El dadaísmo y los situacionistas ya han alcanzado un status de respetabilidad que permite la aparición de estudios serios y el montaje de grandes exposiciones en los principales museos de todo el mundo (irónicamente, los mismos museos que simbolizan el mundo con el que ambos grupos pretendían terminar). La imagen del punk, sin embargo, sigue siendo tratada sólo como un escupitajo a todo lo que el rock y la sociedad occidental en general pudieran considerar sagrado. Su orientación ideológica, sus objetivos críticos, sus logros musicales, la fuerza motriz que impulsó a miles de personas a expresarse dentro de sus códigos se obvian sistemáticamente para centrarse sólo en sus aspectos más banales: los escándalos, las drogas, las peleas, los montajes publicitarios. Los críticos parecen alcanzar la satisfacción más grande cuando pueden demostrar que no importa lo bajo que uno está cuando empieza ni lo alto que puede llegar; cuando se desafía al sistema de manera absoluta, siempre se acaba cayendo. Empiezas siendo un paria, escalas un par de peldaños y acabas siendo una piltrafa humana que ha pagado un precio muy alto por atacar lo intocable. Dicho de otra manera: se trata de la clásica historia del don nadie que sube a lo más alto pisoteando todo lo que encuentra en su camino para caer desde ahí a una posición aún más ínfima de la que empezó. La mística del perdedor vende. Y la moralidad reaccionaria exige moralejas a todas las historias.

El ensayo de Greil Marcus, Rastros de carmín,consigue establecer una genealogía del movimiento punk que lo dignifica. Marcus fija sus orígenes muy muy lejos en el tiempo y sitúa al punk en el punto álgido de todos los movimientos político-religiosos rebeldes de la historia, desde las herejías medievales, hasta los situacionistas franceses. Puede parecer exagerado, pero en ningún modo es injustificado. En el camino, Marcus demuestra que sí es posible que un americano entienda de qué iba el punk, a pesar de la penosa respuesta del público estadounidense durante la gira que puso el punto final a los Pistols. Y ya podemos decirlo sin ambajes: el punk fue más allá de la música, de la ropa y del nihilismo. La mayor traición que se cometió con el punk fue, como dice Johnny Rotten en The Filth And The Fury, su conversión en una moda, cuando desapareció su carácter experimental, contestatario y creativo y la banalidad y la uniformidad estética e ideológica se impusieron. Los punks dejaron de ser participantes y se convirtieron en seguidores. La filosofía que había dado origen al punk: el “hazlo tú mismo” y el “sé tú mismo” desapareció repentinamente, sustituída por el feísmo consumista, la heroína y el impulso autodestructivo que acabó con Sid Vicious.

Varias son las características más apreciables del punk: la renovación musical; la búsqueda de la dignidad personal y la expresión de inconformidad con el estado de las cosas. En la década de los 70, el rock había tocado fondo: autocomplaciente, conformista, escapista, conservador, grandilocuente, vacuo... la gran estafa del rock’n’roll. En el Reino Unido las cosas se pusieron tan mal que a la prensa musical le daba vergüenza hablar de “rock” y comenzaron a recuperar una etiqueta que marcara las distancias: el “pop”. La situación social británica en esa época es de sobra conocida: desempleo galopante, gobierno laborista indolente, la falta absoluta de oportunidades económicas y sociales provocaba de manera continuada estallidos violentos en los barrios más conflictivos de las grandes ciudades, así como interminables sucesiones de huelgas en todos los sectores. Reinaba la sensación de que no había futuro para nadie; de que los parias habían sido traicionados por los líderes que habían jurado protegerlos y que seguirían siendo parias hasta el fin.

Y entonces, como por casualidad, los Pistols aparecen para cuestionarse todas las razones que sustentaban la realidad: el rock podía recuperar su energía primero y su significación después; cualquier ser humano es una persona y mediante la liberación de toda la rabia y el resentimiento que lo ahoga puede llegar a emitir una opinión significativa sobre el mundo que lo rodea. Los Pistols eran el referente estético y filosófico; los Clash el político. Pero no eran ingenuos. Joe Strummer lo tenía claro: aunque sabían de sobra lo que les disgustaba, no disponían de soluciones para lo que iba mal en su mundo. La simple expresión de la propia dignidad “no soy un animal” y de toda la rabia y el asco contenido ya suponían una declaración de principios.

Cuando los Clash firmaron por CBS, el fanzine Sniffin’ Glue certificó avant la lettre la muerte del punk. A posteriori, muchos le echan la culpa a las maquinaciones del trickster MacLaren, incluídos Johnny Rotten y Steve Jones (se cargó a los Pistols; se cargó a Sid Vicious; por extensión, cayó el punk, convertido en un apéndice comercial de este británico ejemplar del avida dollars: un simple vendedor de chaquetas de cuero, mohicanos, heroína). Parece más plausible admitir que si bien MacLaren hizo lo posible por cargarse al grupo, el punk cayó víctima de la energía que el movimiento liberó en un único y fugaz destello. No sólo es más hermoso así, también es más significativo.


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viernes, noviembre 18, 2005

Cortázar y la creatividad lingüística

El aspecto que más disfrutamos de la obra de Julio Cortázar es sin duda el de su estilo. Cortázar sostenía que el juego era una cosa muy seria y convirtió su sentido lúdico en la piedra angular que sostenía la estructura de sus obras (Rayuela o 69, modelo para armar, sin ir más lejos), el lenguaje que utilizaba y la visión del mundo que daba cohesión al conjunto. El juego, lo lúdico se mezclaba con el humor, la historia, la cultura y, sobre todo, la literatura para conformar "el toque Cortázar". Como muestra, reproducimos un divertidísimo fragmento de Último round, en el que creemos percibir la influencia de Lewis Carroll y sus nonsense poems -Jabberwocky y The Hunt Of The Snark- (casi todas las creaciones léxicas del fragmento de Cortázar siguen la teoría de las palabras portmanteu expuesta por Humpty Dumpty en la segunda parte de Alicia):

"Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
-¡Asquerosa! Brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una pica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de ida y vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
-¿Payahás, payahás! Crona el elengantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empubufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo y las nalcunias, mofo que arriba y suño que al medio y dos miercolanas que para qué.
-¿Te das cuenta? Sinterruge la señora Fifa.
-¡El muy cornaputo! Vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuetro cafotos en plena tetamencia; son así las tofifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas".




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domingo, noviembre 13, 2005

iPod

Yo dudaba del maldito bicho. Lo acabé comprando por comodidad -por no ir de un sitio a otro cargado de cedés-. Dudé entre el de 4Gbs y el de 20Gbs y me decidí en el último momento por el de mayor capacidad porque la diferencia de precio hacía que valiese la pena. Y ahora es imprescindible. Se ha apoderado de mi. El reproductor aleatorio lee mi mente y se anticipa misteriosamente a lo que me apetece oir... Los inevitables arañazos y rasguños me duelen como heridas... Maldito bicho.

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sábado, noviembre 12, 2005

Solimán

"Soy esclavo de Dios y sultán de este mundo. Por la gracia de Dios soy el jefe de la comunidad de Mahoma. El poder de Dios y los milagros de Mahoma son mis compañeros. Soy Solimán, en cuyo nombre se lee la alocución del viernes en La Meca y Medina. En Bagdad soy el Sha, en los imperios bizantinos el César y en Egipto el Sultán, que envía sus naves a los mares de Europa, el Magreb e India. Soy el Sultán que se apoderó de la corona y el trono de Hungría y los convirtió en un humilde esclavo. El Voivoda Petru se alzó en una revuelta, pero los cascos de mis caballos le pisotearon y conquisté la tierra de Moldavia".


Inscripción que hizo colocar el sultán otomano Solimán en la fortaleza de Bender, Moldavia, en 1538.




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viernes, noviembre 11, 2005

El hombre en busca de sentido

"De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrar un sentido a su propia vida. Por eso hablo yo de voluntad de sentido, en contraste con el principio de placer en que se centra el análisis freudiano, y en contraste con la voluntad de poder que enfatiza la psicología de Adler.

La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no "una racionalización secundaria" de sus impulsos instintivos.

Según J. P. Sartre, el hombre se inventa a sí mismo, concibe su propia esencia, es decir, lo que él es esencialmente, incluso lo que debería o tendría que ser. Pero yo no considero que nosotros inventemos el sentido de nuestra existencia, sino que lo descubrimos.

Las neurosis noógenas no nacen de los conflictos entre impulsos e instintos, sino más bien de los conflictos entre principios morales distintos; en otras palabras, de los conflictos morales o, expresándonos en términos más generales, de los problemas espirituales, entre los que la frustración existencial suele desempeñar un papel importante (...) la terapia apropiada e idónea (...) es la logoterapia, es decir, una terapia que se atreva a penetrar en la dimensión espiritual de la existencia humana (...). La logoterapia considera en términos espirituales temas asimismo espirituales, como pueden ser la aspiración humana por una existencia significativa y la frustración de ese anhelo.

El vacío existencial se manifiesta sobre todo en un estado de tedio.

Pensemos, por ejemplo, en la neurosis de domingo, esa especie de depresión que aflige a las personas conscientes de la falta de contenido de su vida cuando el trajín de la semana se acaba y ante ellos se pone de manifiesto su vacío interno. No pocos casos de suicidio pueden rastrearse hasta ese vacío existencial. No es comprensible que se extiendan tanto los fenómenos del alcoholismo y la delicuencia juvenil a menos que reconozcamos la existencia del vacío existencial que les sirve de sustento.

El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia de otro ser humano si no le ama.

(...) El interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrar un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que el sufrimiento tenga un sentido".



VIKTOR E. FRANKL. "El hombre en busca de sentido".

(Existen dos ediciones españolas: una de la editorial Herder y otra de Paidós).



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jueves, noviembre 10, 2005

Prometeo

Hesíodo hace a Prometeo hijo del titán Jápeto y la oceánide Clímene. Esquilo lo incluye en la nómina de los titanes, lo que lo haría más antiguo que Zeus.

De mente retorcida, su nombre proviene de prométheia –sabiduría divina–, que resulta ambigua en su enfrentamiento con Zeus. Esquilo lo califica como philántropos. Prometeo apoyó a Zeus en la lucha contra los titanes. Evitó el castigo que recibieron sus hermanos Menecio y Atlante. Atlante fue condenado a sostener un extremo de la bóveda celeste en el extremo de Occidente. Más adelante, Prometeo será encadenado en Oriente.

Frente a la fuerza ciega de los titanes, Prometeo se distingue por su inteligencia, por lo que toma partido por Zeus. Se enfrentará a él, no obstante, por culpa de su predilección por los hombres. Tras el alejamiento entre los dioses y los hombres Prometeo crea el rito del sacrificio, dividiendo los restos del animal en dos partes. Gracias un ardid del titán, los dioses escogen la peor (el pelo, la grasa, las vísceras), provocando el enfado de Zeus, que castigó a los humanos privándolos del fuego, por lo que éstos se vieron obligados a vivir en cuevas, en estado salvaje, pasando frío y sin poder cocinar los alimentos. Prometeo se compadeció de ellos nuevamente, robó el fuego del Olimpo y se lo entregó a los hombres, lo que volvió a enfurecer al padre de los dioses. Así, éste encargó a Hefesto una figura femenina -Pandora- a la que todos los dioses colmaron de dones para que fuera atractiva al hombre. Fue entregada a Epimeteo, hermano del propio Prometeo, quien la acepta a pesar de sus advertencias.

Pandora sucumbió a la curiosidad y abrió la caja que los dioses le habían entregado con la orden de no abrirla jamás. De este modo, la muchacha liberó por la tierra todos los males, aunque pudo retener en el fondo de la caja a la Esperanza. Pero la Esperanza es ambigua: es un don y un mal, porque afecta a la conciencia de la propia mortalidad del hombre. Si el hombre previese su final como los dioses, no sería capaz de afrontar su vida. La Esperanza es lo que le permite seguir viviendo.

Prometeo no escapó a su castigo. Por orden de Zeus, Hefesto forjó unas cadenas para encadenarlo a una roca en el Cáucaso, donde cada día un águila le desgarraba y devoraba con sus garras y su pico el hígado, que volvía a crecerle cada noche. Así padeció por su amor a la humanidad hasta que Heracles lo liberó con la aquiescencia de su padre. Prometeo no es un olímpico, sino un competidor de Zeus en el terreno de la astucia, que aporta a los humanos tres elementos decisivos de la instalación en el mundo:

* El rito del sacrificio, que sirve como mediación y comunicación con los dioses.
* El fuego, elemento clave de la civilización y el progreso.
* La primera mujer, y con ella el matrimonio y la familia.

Existen tres versiones básicas del mito:
-Para Hesíodo se trata de un osado rebelde que al desobedecer a Zeus acarrea al hombre dudosas ganancias.
-Para Esquilo es un sabio filántropo; un rebelde contra el despotismo arrogante de Zeus.
-Según Homero, Prometeo es el introductor del progreso técnico, pero no de la convivencia política, base de una civilización asentada en la moral y la justicia, que son dones de Zeus.

Claro que el mito no se agota con lo que hemos comentado hasta ahora. Hay otros aspectos destacables: el fuego supone para Hesíodo una protección ante el frío y el hambre; para Esquilo es algo más, es la base de toda la cultura y progreso técnico. Su posesión infunde al hombre ánimo para superar a la hostil naturaleza.

Prometeo tenía culto propio en Atenas, en el barrio artesano. Otra tradición más tardía lo hace creador del ser humano, al que habría modelado del barro para que Zeus le insuflase el soplo vital. Los tres autores comentados desconocían este mito.

Para Hesíodo, como para la tradición hebraica, la mujer es la culpable en su curiosidad inconsciente de la introducción de los males en el mundo. Hay un deje de misoginia en el relato hesiódico, en el que la mujer es voraz y voluble, un riesgo y una carga para el hombre afanoso de sustento. Pero como al igual que el fuego, también la aparición de la mujer supone un progreso de la condición humana, en una existencia no exenta de dolores y en la cual ese progreso se obtiene a partir de nuevos pesares.



(Información extractada de "Introducción a la mitología griega" de CARLOS GARCÍA GUAL, Alianza Editorial).


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miércoles, noviembre 09, 2005

Fergus



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Rusia siglo XIX... ¿o España siglo XXI?

"No creo en nuestra intelligentsia, que es hipócrita, falsa, histérica, maleducada, ociosa; no la creo ni siquiera cuando sufre y se lamenta, ya que sus perseguidores proceden de sus propias entrañas. Creo en los individuos, en unas pocas personas esparcidas por todos los rincones de Rusia -sean intelectuales o campesinos-; en ellos está la fuerza, aunque sean pocos. Ningún profeta es honrado en su tierra; los individuos de los que hablo constituyen una parte pequeña de la sociedad, no dominan, pero se ve su labor: de un modo u otro la ciencia progresa cada vez más, la conciencia social aumenta, los problemas morales empiezan a cobrar un carácter apremiante, etcétera, etcétera; y todo eso sucede a pesar de los fiscales, los ingenieros, los preceptores; a pesar de la intelligentsia en masse, a pesar de todo".

"No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los imbéciles y los charlatanes creen comprenderlo todo".

"Se me reprocha que sólo escriba sobre acontecimientos mediocres, que no presente héroes positivos.

Llevamos una vida provinciana, las calles de nuestras ciudades ni siquiera están pavimentadas, nuestras aldeas son pobres, nuestro pueblo está extenuado. Todos, mientras somos jóvenes, gorjeamos como gorriones sobre un montón de estiercol; a los cuarenta años ya somos viejos y empezamos a pensar en la muerte. ¿Qué clase de héroes somos?

Sólo quiero decir a la gente con toda honradez: mirad qué aburrida y deslustrada es vuestra vida. Lo importante es que las personas lo entiendan; si lo entienden, seguramente inventarán una vida diferente y mejor. El hombre se volverá mejor cuando le hayamos mostrado cómo es".




Extractos de cartas de Anton Chejov.



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lunes, noviembre 07, 2005

Una advertencia...

‘But oh, beamish nephew, beware of the day
if your Snark be a Boojum! For then
You will softly and suddenly vanish away

And never be met with again!’



Lewis Carroll, "The Hunt of the Snark".



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Moteros tranquilos y toros salvajes (Easy Riders & Raging Bulls) , de Peter Biskin

Este libro es una crónica de lo que se conoció como “Nuevo Hollywood”, la generación –sería más apropiado decir “grupo”, pues la diferencia de edad entre alguno de sus miembros era considerable– de cineastas que se dio a conocer alrededor de 1969 y que conoció un abrupto final con los desastres financieros que supusieron The Last Movie, La puerta del cielo (Heaven’s Gate) y New York, New York y la aparición de una nueva fórmula que satisfacía más a los estudios [Tiburón (Jaws), La guerra de las galaxias (Star Wars)]. Esta nueva fórmula era menos ambiciosa artísticamente, pero muy rentable y fácil de promocionar y contaba además con la ventaja añadida de que al tratarse de productos impersonales podían producirse en masa. Los cineastas pertenecientes a ese grupo (Robert Altman, Terrence Malick, Francis F Coppola, Bob Rafelson, Robert Benton, Dennis Hopper, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Paul Schrader, Warren Beatty, John Milius, Hal Ashby, William Friedkin...) se aprovecharon de las grietas que amenazaban los cimientos de los antaño todopoderosos estudios tradicionales, ahora sumidos en una crisis económica sin precedentes, con sus hombres fuertes notablemente envejecidos o retirados. Además, la vieja guardia se había visto sorprendida por el repentino favor que la taquilla mostraba por una manera de hacer cine que los obsoletos estudios no podían entender. La nueva tendencia provenía de Europa, donde la Nouvelle Vague había definido el papel del director como autor total y responsable último de la obra acabada. Así, casi de la noche a la mañana, en Hollywood los nuevos directores y productores, gente joven y creativa, con aspiraciones de hacer arte además de dinero y convertirse en estrellas, se vieron con las manos libres para llevar a cabo proyectos como hasta entonces desconocía el cine americano. Y aprovecharon su oportunidad.

Desde Bonnie & Clyde e Easy Rider, pasando por Malas Tierras (Badlands), M.A.S.H., La última película (The Last Picture Show), El padrino (The Godfather), Malas calles (Mean Streets), o French Connection hasta Annie Hall, Toro Salvaje (Raging Bull) y La puerta del cielo (Heaven’s Gate), el cine americano vivió una Edad de Oro casi sin precedentes. No sólo se estrenaban buenas películas en una época excitante; se trataba de filmes innovadores, experimentales, originales en sus planteamientos técnicos y en el tratamiento de los personajes. La gran mayoría de los participantes en el movimiento eran baby-boomers, nacidos en los tiempos de holgura económica posteriores a la 2ª Guerra Mundial, provenientes en muchos casos de familias adineradas, que habían estudiado en universidades durante la década de los 60. Las drogas y el sexo libre seguían en circulación por todas partes y todo era una gran fiesta. Sin embargo, sobre toda la época y sus cabezas visibles pesaban ominosas las palabras del Capitán América (el personaje de Peter Fonda en Easy Rider) “la hemos cagado”, así como las secuelas psicológicas del asesinato múltiple perpetrado por la secta Manson en casa de Polanski. De alguna manera, la resaca de todo eso acabó bruscamente con el inicio de la nueva década, cogiendo a todos desprevenidos y, en muchos casos, dejándolos incapaces de mantener el nivel mostrado en los 70.

Esa es, a grandes trazos, la propuesta de Peter Biskind en esta crónica publicada en español por
Anagrama. Biskind escribe como un apasionado del tema y siguiendo la tradición del periodismo de crónica americano, retrata el nacimiento y apogeo de una época gloriosa que termina en decadencia, como en una obra de Hemingway o Kerouac. El libro se demora en la crónica rosa y amarilla, las drogas, las peleas, el sexo, como si se tratase de un artículo para Rolling Stone. Esto es lo mejor y lo peor que se puede decir de este libro: que se lee de un tirón y con gusto, aunque se eche de menos un análisis más pormenorizado de la forma de trabajar de la gente de cine que presenta al lector. No obstante, el libro consigue el objetivo de provocar al lector la revisión de muchas de las obras que comenta. Si además se recupera la apreciación de la filmografía de un cineasta tan injustamente olvidado como Hal Ashby, nunca podremos estar suficientemente agradecidos al señor Biskind.

Al finalizar la lectura, uno saca la conclusión de que algunos de estos hermosos fracasos se debieron a la megalomanía de un grupo de jóvenes que, espoleados por un puñado de éxitos iniciales, se olvidaron de que el mercado cinematográfico americano lo que mandan son los resultados económicos, y que sus planteamientos personales no podían mantener el interés para un público acostumbrado a subproductos de consumo fácil y que enseguida volvieron a ocupar las pantallas con las obras de Spielberg y Lucas (de los que el autor ofrece retratos irónicos y un tanto despectivos en contraste con los de los que considera las grandes figuras de la época).

Si bien uno se queda con la impresión de que en esta época abundaron esos fracasos hermosos (Coppola, Altman, Scorsese, Ashby), puede también pensar que todas las victorias (Lucas, Spielberg) fueron fútiles.


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domingo, noviembre 06, 2005

Para vivir hoy

A nadie debemos estar más agradecidos que a quienes, en una época tan inhumana como la nuestra, refuerzan lo que hay de humano en nosotros, a quienes nos exhortan a no malbaratar lo singular e inalienable que poseemos, nuestro "yo" más íntimo. Pues sólo quien se mantiene libre frente a todo y frente a todos aumenta y preserva la libertad del mundo.


STEFAN ZWEIG. “El legado de Europa”.


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Studia humanitatis

Recientemente, esta bitácora, antes llamada La cueva de Montesinos, ha cambiado su nombre por el de Studia humanitatis. Ello se debe a la insatisfacción que, en última instancia, nos producía el viejo nombre. Nuestra intención original era la de sugerir un lugar maravilloso, lleno de magia, relacionado con la cultura y en el que cualquier cosa podría ser posible. La cueva cervantina, sitio a la vez real y fantástico, parecía ajustarse perfectamente a nuestros deseos y, sin embargo... ese mismo ingrediente de irrealidad y fantasía, interponía una barrera con el resto de nuestros objetivos: reflexionar sobre los más diversos aspectos de la cultura que influyen en nuestra manera de percibir el mundo. Lo fantástico es parte de nuestro universo, pero no da cuenta de su totalidad. Lo que don Quijote vio en la cueva de Montesinos pudo haber sido un sueño, pudo habérselo imaginado, pudo habérselo inventado o pudo haber sido real. La indefinición del episodio funciona dentro de la obra de arte, pero no se ajusta bien a lo que buscábamos. Si no rebautizamos antes esta bitácora fue por falta de un nombre significativo y completamente adecuado a nuestras pretensiones.

Como nuestros lectores saben, Studia humanitatis es el nombre que los humanistas dieron a las disciplinas en las que basaban su propuesta educativa. Con la filología como base de todo saber, los humanistas se propusieron recuperar el legado cultural más grandioso que hasta entonces había conocido la humanidad. Los textos clásicos, latinos en primera instancia, griegos algo más tarde, proveerían todo el conocimiento que el ser humano había perdido cuando las civilizaciones más brillantes de la historia desaparecieron dejando lugar a los oscuros siglos del medievo. Todas las ciencias y los saberes recuperarían su esplendor una vez los humanistas, los sabios, devolvieran a los textos antiguos el significado y la corrección lingüística que siglos de copias descuidadas o tendenciosas habían devaluado.

Pronto quedó claro que la Antigüedad no poseía la cifra de todo saber y que incluso Plinio o Lucrecio habían divulgado teorías y hechos erróneos. La ciencia descubría cosas nuevas que contradecían lo que los clásicos habían escrito, y resultaba ya evidente que los estudios humanos debían tomar caminos diferentes, alejándose de la filología y abriendo el camino a la experimentación y a la demostración de nuevas teorías. Con todo, la recuperación de la verdadera forma de los textos importantes no desapareció y la filología siguió aumentando la herencia cultural de la humanidad. El tesoro del saber también incluye la literatura, y ésta siempre dependerá de la correcta interpretación de los escritos.

Lo que permaneció (y permanece) de esa corriente de pensamiento fue el deseo de utopía del espíritu humano. Los humanistas no querían sólo restablecer la calidad original de los textos greco-romanos y usarlos en la educación de los hombres de su época; también pretendían mejorar la cultura humana para que la civilización no volviese a sufrir los retrocesos de los siglos anteriores al Renacimiento. Así es como entendemos nosotros esta bitácora: como estudio y análisis de cualquier aspecto del espíritu, la cultura y el comportamiento humano que contribuya a mejorarnos como personas. Nos guían un objetivo y unas premisas profundamente optimistas. Creemos en el progreso a través de la cultura y la educación. Confiamos en la crítica y la reflexión como instrumentos básicos de ese progreso. Usamos la ilusión idealista de los humanistas y el racionalismo de la ilustración. De ahí nuestro cambio de nombre.

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viernes, noviembre 04, 2005

Trainspotting, de Danny Boyle (1996)

No veas esta película si eres de estómago delicado. Trainspotting (1996) no hace concesiones con nadie: ni con los cruzados anti-droga; ni con los que quieren probarlas todas; ni con el gobierno británico que ha ignorado y abandonado a Escocia; ni con los propios escoceses: sumisos e incapaces de sacudirse su abulia.

De la misma manera que la novela convirtió a Irvine Welsh (atentos a su pequeño cameo en la cinta) en una estrella de la noche a la mañana, Trainspotting la película puso en el mapa a todo el personal que intervino en ella. Ewan McGregor es quien mejor ha aprovechado el impulso de la película supuso para su carrera y el director, Danny Boyle, probó fortuna en Hollywood con La Playa (The Beach, 2000) y Una historia diferente (A Life Less Ordinary, 1997).

Varios son los temas que interesan a la trama de Trainspotting. En primer lugar, por supuesto, está la droga, su uso, abuso, consecuencias, influencias, los motivos que empujan a los jóvenes a consumirla y los que los impulsan a dejarla. En este sentido, Trainspotting es una película única. El cine siempre ha sido muy prudente a la hora de tratar el consumo de drogas. Películas como El hombre del brazo de oro (The Man With The Golden Arm, de Otto Preminger, 1955) o Drugstore Cowboy (de Gus Van Sant,1989) mostraban, con distintos planteamientos, las miserias de los adictos. Pero donde antes se establecían divisiones maniqueas que condenaban a los consumidores a un infierno de penurias sin remisión, Trainspotting ahonda en los motivos que empujan a un joven cualquiera a convertirse en un adicto: la familia, el barrio, la falta de oportunidades, de referencias y aspiraciones... la desorientación vital más absoluta que convierte cualquier salida, cualquier cosa –o sustancia– que alivie el vacío en algo atractivo. Las decisiones que toman Renton y sus colegas: dejar las drogas y volver a ellas parecen escandalosas porque no caen en la manipulación demagógica ni en la condena “porque sí”. Tras conseguir desengancharse, Renton vuelve a la heroína porque no tiene nada a lo que agarrarse, porque carece de motivación para vivir. No es un yonqui patético incapaz de superar su adicción, ni un vicioso carente de moralidad: es un chaval incapaz de comprender el mundo que le rodea. Aparte de las drogas, también son centrales los temas de la amistad y la lealtad.

La cámara de Boyle registra la historia del grupo con una visión a medio camino entre el video-clip y un realismo sucio y duro que sustenta la lógica de los personajes. Cualquier detalle, por mínimo que parezca, influye de manera decisiva en la película. Así, por ejemplo, la música, los distintos estilos musicales usados como banda sonora, marcan tanto la progresión cronológica de los acontecimientos como la evolución personal de los personajes. El mundo de Renton y sus amigos cambia y se aleja de ellos. Los locales, los modos de diversión, la música y hasta las drogas evolucionan provocando aún más extrañamiento. Dianne se lo dice claramente: os quedáis anticuados. Lo grave es que se quedan anticuados antes de haber disfrutado de su momento.

Otro elemento que contribuye a la sensación de realismo que tampoco se debe obviar es el lenguaje de los personajes, que ya era un elemento capital de la novela. Los actores explotan al máximo el acento escocés y las expresiones típicas de Glasgow. Esto está tan logrado que los distribuidores americanos decidieron doblar el film para su estreno en los EEUU porque temían que el público yanqui no sería capaz de entender lo que decían los personajes.

Hay pocas películas como Trainspotting, que no juzguen a sus personajes, que no extraigan las conclusiones que debe extraer el público, que no asuma posturas morales absolutas. ¡Qué falta nos hacen más películas así!




¡Salud!

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