jueves, noviembre 10, 2005

Prometeo

Hesíodo hace a Prometeo hijo del titán Jápeto y la oceánide Clímene. Esquilo lo incluye en la nómina de los titanes, lo que lo haría más antiguo que Zeus.

De mente retorcida, su nombre proviene de prométheia –sabiduría divina–, que resulta ambigua en su enfrentamiento con Zeus. Esquilo lo califica como philántropos. Prometeo apoyó a Zeus en la lucha contra los titanes. Evitó el castigo que recibieron sus hermanos Menecio y Atlante. Atlante fue condenado a sostener un extremo de la bóveda celeste en el extremo de Occidente. Más adelante, Prometeo será encadenado en Oriente.

Frente a la fuerza ciega de los titanes, Prometeo se distingue por su inteligencia, por lo que toma partido por Zeus. Se enfrentará a él, no obstante, por culpa de su predilección por los hombres. Tras el alejamiento entre los dioses y los hombres Prometeo crea el rito del sacrificio, dividiendo los restos del animal en dos partes. Gracias un ardid del titán, los dioses escogen la peor (el pelo, la grasa, las vísceras), provocando el enfado de Zeus, que castigó a los humanos privándolos del fuego, por lo que éstos se vieron obligados a vivir en cuevas, en estado salvaje, pasando frío y sin poder cocinar los alimentos. Prometeo se compadeció de ellos nuevamente, robó el fuego del Olimpo y se lo entregó a los hombres, lo que volvió a enfurecer al padre de los dioses. Así, éste encargó a Hefesto una figura femenina -Pandora- a la que todos los dioses colmaron de dones para que fuera atractiva al hombre. Fue entregada a Epimeteo, hermano del propio Prometeo, quien la acepta a pesar de sus advertencias.

Pandora sucumbió a la curiosidad y abrió la caja que los dioses le habían entregado con la orden de no abrirla jamás. De este modo, la muchacha liberó por la tierra todos los males, aunque pudo retener en el fondo de la caja a la Esperanza. Pero la Esperanza es ambigua: es un don y un mal, porque afecta a la conciencia de la propia mortalidad del hombre. Si el hombre previese su final como los dioses, no sería capaz de afrontar su vida. La Esperanza es lo que le permite seguir viviendo.

Prometeo no escapó a su castigo. Por orden de Zeus, Hefesto forjó unas cadenas para encadenarlo a una roca en el Cáucaso, donde cada día un águila le desgarraba y devoraba con sus garras y su pico el hígado, que volvía a crecerle cada noche. Así padeció por su amor a la humanidad hasta que Heracles lo liberó con la aquiescencia de su padre. Prometeo no es un olímpico, sino un competidor de Zeus en el terreno de la astucia, que aporta a los humanos tres elementos decisivos de la instalación en el mundo:

* El rito del sacrificio, que sirve como mediación y comunicación con los dioses.
* El fuego, elemento clave de la civilización y el progreso.
* La primera mujer, y con ella el matrimonio y la familia.

Existen tres versiones básicas del mito:
-Para Hesíodo se trata de un osado rebelde que al desobedecer a Zeus acarrea al hombre dudosas ganancias.
-Para Esquilo es un sabio filántropo; un rebelde contra el despotismo arrogante de Zeus.
-Según Homero, Prometeo es el introductor del progreso técnico, pero no de la convivencia política, base de una civilización asentada en la moral y la justicia, que son dones de Zeus.

Claro que el mito no se agota con lo que hemos comentado hasta ahora. Hay otros aspectos destacables: el fuego supone para Hesíodo una protección ante el frío y el hambre; para Esquilo es algo más, es la base de toda la cultura y progreso técnico. Su posesión infunde al hombre ánimo para superar a la hostil naturaleza.

Prometeo tenía culto propio en Atenas, en el barrio artesano. Otra tradición más tardía lo hace creador del ser humano, al que habría modelado del barro para que Zeus le insuflase el soplo vital. Los tres autores comentados desconocían este mito.

Para Hesíodo, como para la tradición hebraica, la mujer es la culpable en su curiosidad inconsciente de la introducción de los males en el mundo. Hay un deje de misoginia en el relato hesiódico, en el que la mujer es voraz y voluble, un riesgo y una carga para el hombre afanoso de sustento. Pero como al igual que el fuego, también la aparición de la mujer supone un progreso de la condición humana, en una existencia no exenta de dolores y en la cual ese progreso se obtiene a partir de nuevos pesares.



(Información extractada de "Introducción a la mitología griega" de CARLOS GARCÍA GUAL, Alianza Editorial).


¡Salud!

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