jueves, junio 16, 2005

Oscar Wilde y la crueldad humana

La vida de Oscar Wilde presenta todos los ingredientes de las grandes tragedias de la humanidad (provocadas por la humanidad misma). Es difícil concebir una personalidad semejante a la de Wilde en delicadeza, sensibilidad, sentido estético y capacidad de amor a la belleza -o de Amor sin más-. Su genio y su ingenio brotan en cada una de las líneas que escribió como metales preciosos en un yacimiento extraordinariamente rico. Su pretendido cinismo (en realidad, un pesimismo matizado por una capa de afectado desengaño) y la facilidad para fabricar réplicas ingeniosas le han convertido en un prolífico archivo de citas, paradojas y aforismos; aunque al precio de confundir las opiniones de sus personajes teatrales o de los narradores de sus relatos con las del propio autor. La mejor obra de Wilde era su vida ("he puesto todo mi genio en mi vida y sólo mi talento en mi obra") y durante un tiempo fue la estrella más rutilante de la sociedad victoriana: centro de los acontecimientos mundanos, autor de enorme éxito, árbitro del buen gusto y del buen Arte...

Por todo ello resulta escalofriante pensar en lo que debe haber supuesto para un espíritu como el suyo la pena en el presidio de Reading tras su juicio por conducta inmoral.
La balada de la cárcel de Reading o De profundis permiten tener una intuición del sufrimiento de un hombre que sabía que estaba ya muerto en vida y que seguiría estándolo aunque saliera de la cárcel. La sociedad victoriana, cruel e hipócrita, castigó a Wilde a través de la brutal y odiosa figura del marqués de Queensberry (quien, significativamente, fue el autor del reglamento del boxeo). Su castigo no fue la privación de libertad, sino el ostracismo y el quebrantamiento de uno de los espíritus más delicados de su época. La terquedad (¿producto del pánico?) de Wilde, incapaz de ver lo perjudicial de llevar a juicio al marqués tiñe los hechos de tragedia y hace que el escritor parezca predestinado al fin que tuvo que padecer. Al mismo, tiempo, aumenta los rasgos humanos de su figura.

¡Salud!

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