miércoles, febrero 15, 2006

La huida del tiempo, de Hugo Ball

Dos extractos del diario de Hugo Ball:

"La vida decente, resuelta, segura, se presenta en ciertas épocas de formas inciertas. Esto no es nuevo. Pero puede lograr que lo incierto sirva como atestado y prueba de una conducta honesta. Por eso parece oportuno atenerse a la distinción. El aventurero siempre es un diletante. Deposita su confianza en el azar y se abandona a sus fuerzas. No busca conocimientos, sino confirmación de su superioridad. Si se presenta la ocasión, arriesga su vida, pero confía en salir airoso. El curioso, el dandy es otra cosa. También él busca el peligro, pero no ejerce de diletante con él. Lo concibe como un enigma, intenta penetrar en él. Lo que le lleva de una vivencia a a otra no es la veleidad de su humor, sino la consecuencia de un pensamiento y la lógica de los hechos espirituales. Las aventuras del dandy corren por cuenta de su tiempo; las vivencias del aventurero, por el econtrario, surgen de la arbitrariedad y corren de su cuenta. También se podría decir que el aventurero se apoya en una ideología del azar; el dandy, en una del destino".



"La "calavera", ése es el nombre que los apaches le han dado en su lengua a una muchacha. A través de sus rasgos faciales consumidos se perfila su esqueleto. En otro tiempo llevé conmigo de ciudad en ciudad una calavera que había encontrado en una antigua capilla. Se habían abierto tumbas y, al hacerlo, quedaron al descubierto esqueletos centenarios. Sobre la tapa del cráneo escribían el nombre del difunto y añadían el lugar de nacimiento. Los huesos de los pómulos se pintaban con rosas y nomeolvides. El caput mortuum que llevé conmigo tanto tiempo era la cabeza de una muchacha de veintidós años, muerta en 1811. Estaba completamente loco por esta joven de ciento treinta y tres años, y me resultó muy difícil separarme de ella. Pero por fin, cuando me marché a Suiza, la abandoné precisamente en Berlín. A esa calavera me recuerda la que en este caso todavía vive. Cuando contemplo a la muchacha, me gustaría tomar las pinturas y dar color a su rostro consumido dibujándole flores".

¡Salud!

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