lunes, abril 24, 2006

amoRoma

No me gusta repetir tópicos, así que comenzaré por decir que todas las ideas preconcebidas sobre el lugar están justificadas. Cualquier afirmación que hayáis oído sobre las ruinas de la antiguedad romana, las iglesias barrocas, la cúpula de San Pedro, la obra de Bernini repartida por toda la ciudad en fuentes, iglesias y plazas; todo es verdad. La memoria cinematográfica construida durante tantas y tantas películas (De Sica, Fellini, Passolini, Moretti, Monicelli) cobra vida, se torna palpable a cada paso que damos. Casi suena tonto decirlo, así que escupámoslo rápido y hablemos de otra cosa: Roma es muy hermosa.

Fue mi primera visita y estoy seguro de que no será la última, porque es una ciudad por la que es fácil sentir un flechazo instantáneo y para siempre. En el Foro, delante de la Curia uno piensa: "aquí dentro hablaba Cicerón; por aquí caminaban los emperadores". En el Palatino está cerrado el túnel donde asasinaron a Calígula, pero desde allí se pueden ver todas las cúpulas de la ciudad así como el Foro entero. Es difícil describir las emociones que se sienten en esa pequeña colina.


¿Qué podríamos destacar de una ciudad que es un universo entero? Personalmente, en primer lugar, la facilidad con la que el visitante se rinde a la mítica de Roma. También cómo la ciudad estimula la imaginación. En ese prado que es ahora el Circo Massimo se pueden ver perfectamente los doscientos cincuenta mil espectadores que allí cabían. Las piedras del Foro no parecem ruinas. Los turistas que abarrotan el Coliseu son romanos que asistem a los combates de gladiadores. Los que pasan por debajo de los arcos no son hordas de nuevos bárbaros, sino las legiones que están de vuelta a la ciudad. La cantidad de turistas es algo para lo que no estaba preparado, pero es cierto que acabamos por olvidar que estaban por todas partes.

El vaticano es otra cosa. Las momias de los papas producen desasosiego en vez de mover a la devoción, y la sensación aplastante de majestad y poder contrasta de manera salvaje con la humildad y la pobreza de los monumentos paleocristianos, sobre todo las catacumbas. Es posible reprochar a los papas su saqueo de siglos de las ruinas imperiales en busca de materiales de construcción, mas también habrá que agradecerles los encargos que hicieron a Bernini, Miguel Ángel, Rafael...

Si se va con el tiempo muy limitado, yo diría que las cosas que no se deben perder son el Foro, a Piazza Navona, la Piazza de Sta. Maria in Trastevere (una maravilla de noche), la vista desde el Pincio con la Piazza do Popolo a los piés, la Capilla Sistina, los frescos de la bóveda del Gesú, el Panteão y la Piazza de Spagna. Para ver la Fontana de Trevi uno precisa de armarse de valor y soportar una masificación que ni ne el metro de Tokio.

¡Salud!

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