viernes, febrero 02, 2007

Instantáneas de Zurich (1)




Zurich fue la última etapa del viaje. Dos días magníficos con un tiempo que por fin acompañaba. La ciudad tiene más encanto del que prometía a simple vista. El centro histórico, a ambos lados del río invita al paseo y al esparcimiento. Río y lago son el orgullo de Zurich, mucho más que los monumentos: están tan limpios que los hoteles proporcionan botellas de plástico para que los huéspedes las llenen con agua del grifo; asimismo, están explotados para el baño y la navegación de todo tipo. Existen unos pantalanes amarrados a las riberas donde es posible tomar el sol y bañarse como en una playa. Están provistos de vestuarios y alquilan bañadores y toallas. Hay barcos que recorren el río y del puerto del lago salen otros que se detienen en todas las poblaciones de la costa. También se pueden alquilar motos de agua y hasta "pedaletas", que fue lo que hicimos nosotros (no publicamos fotos por pudor).

En un restaurante, nos atendió un gallego de Bayona a punto de jubilarse que nos contó cómo vivía allí desde la década de los setenta. Nos aseguró que después de Tokio y Nueva York, Zuriche es la tercera ciudad más cara del planeta y que los sueldos ya no son lo que eran. Lo que pagaba él por el alquiler de un pequeño estudio en las afueras era realmente escandaloso. Al menos, también estaba seguro de que su pensión suiza le va a garantizar una vida más que cómoda cuando vuelva a Galicia.

De lo que más nos gustó de Zurich hablaremos en la próxima entrada de Studia Humanitatis.

Etiquetas: ,